Les exigían sumas de dinero que oscilaban entre 1.800 y 6.000 euros, aunque sólo un afectado llegó a pagar. Un agente de la Guardia Civil se hizo pasar por hijo de una de las víctimas y tendió una trampa a los arrestados
Hablaban en nombre de ETA. Telefoneaban a empresarios malagueños y les exigían el pago de un 'impuesto revolucionario', amenazándoles a ellos o a sus familias. Este es el modus operandi que, según la Guardia Civil, utilizaban dos hermanos, que han sido detenidos por fingir ser miembros de la banda terrorista para, presuntamente, extorsionar a hombres de negocios.Sus víctimas se reparten por distintas localidades de la provincia malagueña. La Benemérita tiene constancia de que al menos diez empresarios de Nerja (5), Torrox (4) y Mijas (1) han sido amenazados y extorsionados en las últimas semanas siguiendo este mismo método. Los arrestados, identificados como J. L. G. R. y A. O. G. R., son naturales de Avilés (Asturias), aunque residían en las localidades de Fuengirola y Mijas. Ambos fueron detenidos el jueves en la rotonda de acceso a Maro, donde la Guardia Civil les estaba esperando con un discreto dispositivo integrado por agentes de paisano de la Policía Judicial de Nerja y Vélez-Málaga.La investigación de la Benemérita, que fue bautizada con el nombre de 'Norte', se precipitó a principios de esta semana, cuando se tuvo conocimiento del último caso. Un empresario nerjeño recibió una llamada el domingo por la noche de una persona que se identificó como miembro de ETA. Según informó ayer el Instituto Armado, el interlocutor, tras amenazar a los hijos de la víctima, le indicó que recibiría otra llamada para indicarle dónde debía entregar el 'impuesto revolucionario' que le exigían. De lo contrario, su familia «lo pasaría mal».El precio de su tranquilidad era de 5.000 euros. El jueves, el día del pago. Y el lugar, Málaga capital. Esas fueron las claves que dieron los supuestos extorsionadores al empresario para abonar el dinero. Pero la víctima denunció el caso a la Guardia Civil, que llevaba varios días tras la pista de los supuestos extorsionadores. NegociaciónLos investigadores aprovecharon la oportunidad que se les acababa de presentar. Uno de los agentes se hizo pasar por hijo del afectado y les tendió una trampa. Se encargó de negociar el lugar de entrega del dinero. Los presuntos etarras querían que se hiciera en la capital. Pero a la Benemérita no le interesaba una cita en la ciudad, que ofrece más posibles vías de escape.Fuentes próximas a la investigación explicaron a SUR que el agente inventó una argucia -les contó que su madre estaba enferma y no podía irse de Nerja- para lograr que el encuentro se llevara a cabo en otro lugar; la rotonda de Maro.Siguiendo las instrucciones que los ahora detenidos le facilitaban, el guardia civil infiltrado se desplazó a la rotonda de acceso desde la N-340 a la Cueva de Nerja, donde debía dejar el dinero dentro de una bolsa de basura. Sobre las 13.45 horas, apareció un turismo, del que se bajó uno de los ocupantes y, tras dirigirse a la bolsa de basura, retiró el supuesto sobre con el dinero. En ese momento, los agentes salieron a su encuentro, los identificaron y trataron de detenerlos.Los arrestados emprendieron la huida en coche y, posteriormente, tras abandonar el turismo, continuaron a pie, pero al final pudieron ser interceptados.Las víctimas, según las fuentes, eran pequeños y medianos empresarios principalmente del litoral oriental. No obstante, la Benemérita mantiene abierta la investigación ante la posibilidad de que aparezcan nuevos casos en la franja occidental que no hayan sido denunciados hasta ahora por miedo.El modus operandi se repetía en todos los casos: amenazaban al empresario o a miembros de su familia. Según las fuentes, los llamaban por teléfono a casa o al móvil y les daban datos personales, como el nombre de su mujer o sus hijos, para dar credibilidad a la trama.Exigían sumas de dinero que oscilan entre 1.800 y 6.000 euros para «financiar» a la banda. Hasta el momento, que se sepa, sólo una de las diez víctimas constatadas por el Instituto Armado llegó a entregarles el dinero. A este empresario lo citaron en Málaga para que les diera 6.000 euros. Según las fuentes, lo guiaron durante todo el recorrido desde la Axarquía hasta la capital, dándole instrucciones por teléfono de las salidas y direcciones que debía de tomar para llegar a su destino. Además de vigilarlo, pretendía evitar un encontronazo con la policía. El plan funcionó ese día. Pero, el jueves, la jugada les salió mal.
Hablaban en nombre de ETA. Telefoneaban a empresarios malagueños y les exigían el pago de un 'impuesto revolucionario', amenazándoles a ellos o a sus familias. Este es el modus operandi que, según la Guardia Civil, utilizaban dos hermanos, que han sido detenidos por fingir ser miembros de la banda terrorista para, presuntamente, extorsionar a hombres de negocios.Sus víctimas se reparten por distintas localidades de la provincia malagueña. La Benemérita tiene constancia de que al menos diez empresarios de Nerja (5), Torrox (4) y Mijas (1) han sido amenazados y extorsionados en las últimas semanas siguiendo este mismo método. Los arrestados, identificados como J. L. G. R. y A. O. G. R., son naturales de Avilés (Asturias), aunque residían en las localidades de Fuengirola y Mijas. Ambos fueron detenidos el jueves en la rotonda de acceso a Maro, donde la Guardia Civil les estaba esperando con un discreto dispositivo integrado por agentes de paisano de la Policía Judicial de Nerja y Vélez-Málaga.La investigación de la Benemérita, que fue bautizada con el nombre de 'Norte', se precipitó a principios de esta semana, cuando se tuvo conocimiento del último caso. Un empresario nerjeño recibió una llamada el domingo por la noche de una persona que se identificó como miembro de ETA. Según informó ayer el Instituto Armado, el interlocutor, tras amenazar a los hijos de la víctima, le indicó que recibiría otra llamada para indicarle dónde debía entregar el 'impuesto revolucionario' que le exigían. De lo contrario, su familia «lo pasaría mal».El precio de su tranquilidad era de 5.000 euros. El jueves, el día del pago. Y el lugar, Málaga capital. Esas fueron las claves que dieron los supuestos extorsionadores al empresario para abonar el dinero. Pero la víctima denunció el caso a la Guardia Civil, que llevaba varios días tras la pista de los supuestos extorsionadores. NegociaciónLos investigadores aprovecharon la oportunidad que se les acababa de presentar. Uno de los agentes se hizo pasar por hijo del afectado y les tendió una trampa. Se encargó de negociar el lugar de entrega del dinero. Los presuntos etarras querían que se hiciera en la capital. Pero a la Benemérita no le interesaba una cita en la ciudad, que ofrece más posibles vías de escape.Fuentes próximas a la investigación explicaron a SUR que el agente inventó una argucia -les contó que su madre estaba enferma y no podía irse de Nerja- para lograr que el encuentro se llevara a cabo en otro lugar; la rotonda de Maro.Siguiendo las instrucciones que los ahora detenidos le facilitaban, el guardia civil infiltrado se desplazó a la rotonda de acceso desde la N-340 a la Cueva de Nerja, donde debía dejar el dinero dentro de una bolsa de basura. Sobre las 13.45 horas, apareció un turismo, del que se bajó uno de los ocupantes y, tras dirigirse a la bolsa de basura, retiró el supuesto sobre con el dinero. En ese momento, los agentes salieron a su encuentro, los identificaron y trataron de detenerlos.Los arrestados emprendieron la huida en coche y, posteriormente, tras abandonar el turismo, continuaron a pie, pero al final pudieron ser interceptados.Las víctimas, según las fuentes, eran pequeños y medianos empresarios principalmente del litoral oriental. No obstante, la Benemérita mantiene abierta la investigación ante la posibilidad de que aparezcan nuevos casos en la franja occidental que no hayan sido denunciados hasta ahora por miedo.El modus operandi se repetía en todos los casos: amenazaban al empresario o a miembros de su familia. Según las fuentes, los llamaban por teléfono a casa o al móvil y les daban datos personales, como el nombre de su mujer o sus hijos, para dar credibilidad a la trama.Exigían sumas de dinero que oscilan entre 1.800 y 6.000 euros para «financiar» a la banda. Hasta el momento, que se sepa, sólo una de las diez víctimas constatadas por el Instituto Armado llegó a entregarles el dinero. A este empresario lo citaron en Málaga para que les diera 6.000 euros. Según las fuentes, lo guiaron durante todo el recorrido desde la Axarquía hasta la capital, dándole instrucciones por teléfono de las salidas y direcciones que debía de tomar para llegar a su destino. Además de vigilarlo, pretendía evitar un encontronazo con la policía. El plan funcionó ese día. Pero, el jueves, la jugada les salió mal.
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