El presidente sólo presenta incentivos a la inversión inmobiliaria y olvida el empleo pese a ser «el principal objetivo» del Gobierno
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cumplió ayer con el guión previsto para su comparecencia ante el Pleno del Congreso: se prolongó durante casi seis horas, pero no aportó nuevas recetas para atajar o disminuir los efectos de la crisis que padece España y buena parte de los países de la Unión Europea. «No esperen una nueva batería de anuncios o propuestas», advirtió al comienzo de su intervención, porque «no tiene sentido improvisar o aprobar todos los días iniciativas». Sólo aportó dos actuaciones nuevas, dirigidas a reactivar el sector inmobiliario, mientras que no hubo nuevas soluciones para el empleo, «el principal objetivo» del Gobierno. La falta de nuevas actuaciones sobre las que debatir hizo que la sesión parlamentaria se adentrase en terrenos más farragosos, sobre todo desde la filas de algunos partidos nacionalistas que reivindicaron una mejor financiación para sus comunidades. La poca autocrítica de Rodríguez Zapatero tampoco ayudó a mejorar las cosas, pues permitió a la mayoría de los grupos centrar sus réplicas en una crítica política de poco calado y con escasas soluciones alternativas. CiU fue la que más se salió de esa línea al proponer una batería de actuaciones a corto plazo en ocho campos y reformas estructurales a medio y largo plazo en cinco ámbitos, sobre todo la energía y la innovación. El presidente instó a todos a «arrimar el hombro» y pidió tiempo porque los efectos de las medidas aprobadas «no son instantáneos». Rodríguez Zapatero defendió la gestión gubernamental ante la crisis y en sus tres intervenciones, insistió en que «buena parte de los factores que han originado esta situación son externos y no dependen de nosotros» porque la economía de la zona euro está «tan estancada como la de España».El jefe del Ejecutivo advirtió que «todo apunta» a que el empeoramiento económico «va a continuar en los próximos trimestres, que serán duros y complicados», si bien evitó hablar de recesión. Se escudó en este panorama sombrío para defender que en 2009 se reducirá el flujo inmigratorio «por un efecto natural del mercado y no una voluntad política». El único dato positivo que ofreció, el descenso sensible del coste del petróleo (más de 40 dólares desde julio), «permite prever una caída de la inflación» hasta quedar por debajo del 4% a final de este año. Cifras preocupantesMás preocupantes vio las cifras de ocupación laboral (agosto terminó con más de dos millones y medio de parados, la cifra más alta en diez años), a las que «de ninguna manera nos vamos a resignar». Apuntó que se ampliará hasta los 1.106 millones de euros el presupuesto del actual Plan de Empleo estatal para mejorar la preparación profesional de 100.000 parados y anunció que su gabinete adoptará medidas adicionales a ese respecto y también en el ámbito inmobiliario. Destinadas a reanimar este sector, adelantó una nueva línea de mediación del Instituto de Crédito Oficial (ICO) por un importe inicial de 3.000 millones de euros para alargar el plazo de los préstamos a los promotores a cambio de que incorporen sus viviendas al mercado de alquiler por un período aún no concretado.El Ejecutivo, asimismo, autorizará las sociedades cotizadas de inversión en el mercado inmobiliario, que gozarán de un régimen fiscal favorable para animar la llegada de fondos que proporcionen liquidez a empresas «que han acumulado importantes stocks». Por último, los Presupuestos del Estado para 2009 reforzarán la protección social. Las pensiones mínimas subirán un 6% de media y se destinarán 1.200 millones de euros para dependencia, anunció.
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