Fuente: Diario Sur.
Beneficiado por las derrotas de los rivales, fue incapaz de aprovechar una sola de las diversas ocasiones que tuvo en la segunda mitad Salvo en los primeros minutos, controló al Granada 74, aunque le faltó reposo en ataque
GRANADA 74 0 - MÁLAGA 0
AlineacionesGranada 74: José Juan (3); Fagoaga (0), Martí Crespí (2), Cristian Díaz (2), Assemoassa (1); Ruz (1) -Elvis (1), minuto 59-, Alberto (1) -Curro Montoya (1), minuto 35-, Fragoso (1), Valero (2) -Paco Esteban (1), minuto 69-; Luque (1), y Javi Guerra (1). Málaga: Goitia (2), Jesús Gámez (2), Hélder Rosário (1), Weligton (2), Valcarce (2) -Iván Rosado (1), minuto 74-; Carpintero (3), Apoño (1) -Sandro (3), minuto 84-; Cheli (1) -Peragón (1), minuto 66-, Hidalgo (1), Calleja (2) y Baha (1).ÁrbitroIglesias Villanueva (Colegio Gallego). Quizá cometió algún error en las áreas, pero demostró por qué es uno de los mejores de la categoría. Llevó el partido de cine.AmonestadosMostró la tarjeta amarilla a Fagoaga y Paco Esteban.CampoEntrada de gala en el Escribano Castilla de Motril, pero con aficionados del Granada 74, sino del Málaga. Coparon una tribuna y media, así como uno de los fondos, y no cesaron de animar al equipo blanquiazul. El presidente, Fernando Sanz, evitó sentarse con el del equipo local, Carlos Marsá, molesto por el elevado precio de las entradas y prefirió hacerlo junto a los concejales Elías Bendodo y Manuel Marmolejo.
Un gol, un solo gol, una ocasión fallada. Eso es lo que le faltó ayer al Málaga para adelantar una semana la celebración del ascenso, para estallar de júbilo. Fue una tarde atípica, con el Escribano Castilla de Motril convertido en La Rosaleda y con una sucesión de resultados que tuvieron al equipo a ratos cuarto, en la segunda parte tercero y al final segundo. El fantasma de un triple empate obliga a salir en busca del triunfo ante el Tenerife pese a que la igualada o incluso la derrota valdría según la combinación de resultados.Era un partido de máxima exigencia y los jugadores del Málaga eran tan conscientes de ello que de antemano sólo pensaban en el triunfo. Y pese a que el Granada 74 necesitaba ganar para mantener opciones de permanencia fue el equipo blanquiazul el que siempre sacó con celeridad en cada falta o cada saque de banda, sin perder un solo segundo. Eliseu era uno de los que estaban convencidos de que el ascenso se celebraría ayer y le faltó poco para acertar. Muy poco. En una segunda parte de absoluto dominio visitante, los discípulos de Muñiz arrinconaron al adversario y acumularon llegadas y más llegadas, pero faltó la definición de tiempos mejores.Muñiz apostó ayer por el equipo esperado, con la pareja Carpintero-Apoño por delante de la cobertura para cerrar huecos y dar más libertad a los extremos, Calleja y Cheli. Además, Marcos Alonso varió ligeramente el equipo respecto a la previsión e incrustó a Luque por dentro, en la media punta. El cántabro sabe que el sevillano está más cómodo sin ataduras.Rabillo del ojoEfectivamente Luque probó a Goitia con un par de disparos desde lejos, aunque luego ni existió porque Carpintero siempre emulaba a Andújar Oliver y lo tenía controlado con el rabillo del ojo. Como toda la atención estaba centrada en el sevillano, en la fiesta blanquiazul se coló de rondón Valero, que trató de aprovechar el pasillo entre Jesús Gámez y Hélder Rosário. El central portugués quedó en evidencia un par de veces -especialmente en un esprint que acabó con disparo cruzado de Valero junto al palo izquierdo- y por eso Muñiz mandó calentar a Jesule. Tuvo el efecto deseado: el luso despertó de la siesta.Ese aviso del Granada 74 obligaba al Málaga a mantener la concentración atrás a pesar de que el equipo empezó a dominar el partido en cuanto se adaptó a las dimensiones del terreno. Sin embargo, los constantes errores en el último pase impidieron sacar más partido al control del juego. Sólo así se explica que la única opción clara llegara en un centro de Calleja que se envenenó tras rebotar en su par, Fagoaga. El panorama no pintaba bien al descanso, porque la Real vencía en Vitoria y el equipo era momentáneamente cuarto.Un gol claveEl recinto motrileño había sido tomado por los malaguistas. Algunos jugadores tenían auriculares en el banquillo, pero ni hizo falta. En el Escribano Castilla se celebraban como propios los goles que recibían sus rivales directos. Sin ir más lejos, el tanto del empate del Alavés espoleó al equipo blanquiazul definitivamente. La prueba llegó a los dos minutos. Un centro aparentemente flojo de Carpintero lo remató Baha con un espectacular giro con la cabeza.Esa oportunidad fue como el pistoletazo de salida, como el toque a rebato. El Málaga se lanzó decididamente al ataque merced al control del balón. Como se preveía, el Granada 74 ya presentaba evidentes síntomas de flaqueza. Marcos tuvo que introducir hombres de refresco paulatinamente y agotó el cupo cuando todavía quedaban veinticinco minutos por delante.Muñiz tenía estudiado al rival y sabía que el agotamiento de los locales llegaría pronto, así que la fórmula adecuada era manejar el balón, tocarlo hasta la saciedad y obligar a correr al contrario. Apoño, Baha o Calleja probaron a José Juan con ocasiones más claras. El técnico comenzó el carrusel de cambios con Peragón, al que colocó en la derecha para que le buscara la espalda al togolés Assemoassa, ya sin fuerzas para cruzar la divisoria, o para que apareciera por sorpresa en el área pequeña. También arriesgó con Iván Rosado al prescindir de Valcarce y situar a Calleja como falso lateral con vocación ofensiva.Acumulación La intención de Muñiz era clara: acumular hombres de ataque para partir en dos al Granada 74. Los futbolistas de ataque no estaban para bajar, y los defensas y los medios centro bastante tenían con arropar al guardameta José Juan. Era el minuto 74. Quedaba un cuarto de hora y en los otros campos el Sporting caía en Castellón mientras que la Real vencía en Mendizorroza al Alavés.El Málaga quería la victoria, pero el punto tenía un enorme valor. Muñiz probablemente meditó la entrada de Sandro, pero sabía que el Granada 74 todavía podía aprovechar una pérdida del balón -como ha pasado en otras ocasiones- para montar un contragolpe fulminante. Así fue en un par de acciones, la segunda de ellas un disparo de Luque en el minuto 81, el primer acercamiento local. Marcos hizo un gesto ostensible y ordenó a cuatro jugadores de ataque no bajar. Era la señal que esperaba Muñiz. Llamó a Sandro y lo introdujo en el campo. Minuto 84. Como hace una semana, el rival estaba moribundo, sólo que en esta ocasión no estaba acuartelado, sino partido en dos, roto por completo. El centrocampista tinerfeño ni siquiera tuvo que moverse para recibir el balón. Le llegaba a sus botas, sin más. La presencia de Sandro reactivó a sus compañeros y compensó el desfondamiento definitivo de Hidalgo. El canario condujo el balón casi hasta la frontal del área sin oposición. Sorteó los obstáculos como el que sortea unos conos para preparar el carné de conducir. Los jugadores locales lo veían pasar sin capacidad de reacción. Pero al mismo tiempo que se sucedían las situaciones de ataque los mismos futbolistas del banquillo ordenaban a Carpintero, Jesús Gámez y compañía que se mantuvieran en su zona. El miedo a una pérdida de balón pareció justificada cuando Elvis disparó desde la frontal casi a placer.El Málaga dispuso de hasta tres ocasiones claras en la recta final, sobre todo un pase magistral de Sandro que no aprovechó Iván Rosado. Parecía como si el ascenso tuviera que esperar hasta La Rosaleda. Así será, sólo que con una clara ventaja: el Sporting y la Real ni siquiera lograron puntuar. Cada punto en la recta final cuesta una barbaridad.
Beneficiado por las derrotas de los rivales, fue incapaz de aprovechar una sola de las diversas ocasiones que tuvo en la segunda mitad Salvo en los primeros minutos, controló al Granada 74, aunque le faltó reposo en ataque
GRANADA 74 0 - MÁLAGA 0
AlineacionesGranada 74: José Juan (3); Fagoaga (0), Martí Crespí (2), Cristian Díaz (2), Assemoassa (1); Ruz (1) -Elvis (1), minuto 59-, Alberto (1) -Curro Montoya (1), minuto 35-, Fragoso (1), Valero (2) -Paco Esteban (1), minuto 69-; Luque (1), y Javi Guerra (1). Málaga: Goitia (2), Jesús Gámez (2), Hélder Rosário (1), Weligton (2), Valcarce (2) -Iván Rosado (1), minuto 74-; Carpintero (3), Apoño (1) -Sandro (3), minuto 84-; Cheli (1) -Peragón (1), minuto 66-, Hidalgo (1), Calleja (2) y Baha (1).ÁrbitroIglesias Villanueva (Colegio Gallego). Quizá cometió algún error en las áreas, pero demostró por qué es uno de los mejores de la categoría. Llevó el partido de cine.AmonestadosMostró la tarjeta amarilla a Fagoaga y Paco Esteban.CampoEntrada de gala en el Escribano Castilla de Motril, pero con aficionados del Granada 74, sino del Málaga. Coparon una tribuna y media, así como uno de los fondos, y no cesaron de animar al equipo blanquiazul. El presidente, Fernando Sanz, evitó sentarse con el del equipo local, Carlos Marsá, molesto por el elevado precio de las entradas y prefirió hacerlo junto a los concejales Elías Bendodo y Manuel Marmolejo.
Un gol, un solo gol, una ocasión fallada. Eso es lo que le faltó ayer al Málaga para adelantar una semana la celebración del ascenso, para estallar de júbilo. Fue una tarde atípica, con el Escribano Castilla de Motril convertido en La Rosaleda y con una sucesión de resultados que tuvieron al equipo a ratos cuarto, en la segunda parte tercero y al final segundo. El fantasma de un triple empate obliga a salir en busca del triunfo ante el Tenerife pese a que la igualada o incluso la derrota valdría según la combinación de resultados.Era un partido de máxima exigencia y los jugadores del Málaga eran tan conscientes de ello que de antemano sólo pensaban en el triunfo. Y pese a que el Granada 74 necesitaba ganar para mantener opciones de permanencia fue el equipo blanquiazul el que siempre sacó con celeridad en cada falta o cada saque de banda, sin perder un solo segundo. Eliseu era uno de los que estaban convencidos de que el ascenso se celebraría ayer y le faltó poco para acertar. Muy poco. En una segunda parte de absoluto dominio visitante, los discípulos de Muñiz arrinconaron al adversario y acumularon llegadas y más llegadas, pero faltó la definición de tiempos mejores.Muñiz apostó ayer por el equipo esperado, con la pareja Carpintero-Apoño por delante de la cobertura para cerrar huecos y dar más libertad a los extremos, Calleja y Cheli. Además, Marcos Alonso varió ligeramente el equipo respecto a la previsión e incrustó a Luque por dentro, en la media punta. El cántabro sabe que el sevillano está más cómodo sin ataduras.Rabillo del ojoEfectivamente Luque probó a Goitia con un par de disparos desde lejos, aunque luego ni existió porque Carpintero siempre emulaba a Andújar Oliver y lo tenía controlado con el rabillo del ojo. Como toda la atención estaba centrada en el sevillano, en la fiesta blanquiazul se coló de rondón Valero, que trató de aprovechar el pasillo entre Jesús Gámez y Hélder Rosário. El central portugués quedó en evidencia un par de veces -especialmente en un esprint que acabó con disparo cruzado de Valero junto al palo izquierdo- y por eso Muñiz mandó calentar a Jesule. Tuvo el efecto deseado: el luso despertó de la siesta.Ese aviso del Granada 74 obligaba al Málaga a mantener la concentración atrás a pesar de que el equipo empezó a dominar el partido en cuanto se adaptó a las dimensiones del terreno. Sin embargo, los constantes errores en el último pase impidieron sacar más partido al control del juego. Sólo así se explica que la única opción clara llegara en un centro de Calleja que se envenenó tras rebotar en su par, Fagoaga. El panorama no pintaba bien al descanso, porque la Real vencía en Vitoria y el equipo era momentáneamente cuarto.Un gol claveEl recinto motrileño había sido tomado por los malaguistas. Algunos jugadores tenían auriculares en el banquillo, pero ni hizo falta. En el Escribano Castilla se celebraban como propios los goles que recibían sus rivales directos. Sin ir más lejos, el tanto del empate del Alavés espoleó al equipo blanquiazul definitivamente. La prueba llegó a los dos minutos. Un centro aparentemente flojo de Carpintero lo remató Baha con un espectacular giro con la cabeza.Esa oportunidad fue como el pistoletazo de salida, como el toque a rebato. El Málaga se lanzó decididamente al ataque merced al control del balón. Como se preveía, el Granada 74 ya presentaba evidentes síntomas de flaqueza. Marcos tuvo que introducir hombres de refresco paulatinamente y agotó el cupo cuando todavía quedaban veinticinco minutos por delante.Muñiz tenía estudiado al rival y sabía que el agotamiento de los locales llegaría pronto, así que la fórmula adecuada era manejar el balón, tocarlo hasta la saciedad y obligar a correr al contrario. Apoño, Baha o Calleja probaron a José Juan con ocasiones más claras. El técnico comenzó el carrusel de cambios con Peragón, al que colocó en la derecha para que le buscara la espalda al togolés Assemoassa, ya sin fuerzas para cruzar la divisoria, o para que apareciera por sorpresa en el área pequeña. También arriesgó con Iván Rosado al prescindir de Valcarce y situar a Calleja como falso lateral con vocación ofensiva.Acumulación La intención de Muñiz era clara: acumular hombres de ataque para partir en dos al Granada 74. Los futbolistas de ataque no estaban para bajar, y los defensas y los medios centro bastante tenían con arropar al guardameta José Juan. Era el minuto 74. Quedaba un cuarto de hora y en los otros campos el Sporting caía en Castellón mientras que la Real vencía en Mendizorroza al Alavés.El Málaga quería la victoria, pero el punto tenía un enorme valor. Muñiz probablemente meditó la entrada de Sandro, pero sabía que el Granada 74 todavía podía aprovechar una pérdida del balón -como ha pasado en otras ocasiones- para montar un contragolpe fulminante. Así fue en un par de acciones, la segunda de ellas un disparo de Luque en el minuto 81, el primer acercamiento local. Marcos hizo un gesto ostensible y ordenó a cuatro jugadores de ataque no bajar. Era la señal que esperaba Muñiz. Llamó a Sandro y lo introdujo en el campo. Minuto 84. Como hace una semana, el rival estaba moribundo, sólo que en esta ocasión no estaba acuartelado, sino partido en dos, roto por completo. El centrocampista tinerfeño ni siquiera tuvo que moverse para recibir el balón. Le llegaba a sus botas, sin más. La presencia de Sandro reactivó a sus compañeros y compensó el desfondamiento definitivo de Hidalgo. El canario condujo el balón casi hasta la frontal del área sin oposición. Sorteó los obstáculos como el que sortea unos conos para preparar el carné de conducir. Los jugadores locales lo veían pasar sin capacidad de reacción. Pero al mismo tiempo que se sucedían las situaciones de ataque los mismos futbolistas del banquillo ordenaban a Carpintero, Jesús Gámez y compañía que se mantuvieran en su zona. El miedo a una pérdida de balón pareció justificada cuando Elvis disparó desde la frontal casi a placer.El Málaga dispuso de hasta tres ocasiones claras en la recta final, sobre todo un pase magistral de Sandro que no aprovechó Iván Rosado. Parecía como si el ascenso tuviera que esperar hasta La Rosaleda. Así será, sólo que con una clara ventaja: el Sporting y la Real ni siquiera lograron puntuar. Cada punto en la recta final cuesta una barbaridad.
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