Estaba en Milán de escapada con su marido y lo vio. Era un artilugio que permitía recoger las cáscaras de pipas. «¿Y por qué no se usa esto en Málaga?», se preguntó esta malagueña de 51 años. Le envió una carta al Ayuntamiento y le han hecho caso
Araceli Díez de los Ríos estaba sentada ayer tarde en su sofá cuando llamaron a la puerta de su casa. Era un mensajero que le entregaba en mano una carta del Ayuntamiento. Esta situación hubiera puesto nervioso a más de uno, pero ella ya intuía lo que podía ser. La misiva agradecía a esta malagueña de 51 años la propuesta que remitió al Área de Medio Ambiente para acabar con las cáscaras de pipas que se incrustan entre las baldosas de las aceras.
Además de la nota de agradecimiento, el sobre incluía dos de los 50.000 paquetitos de papel que pronto llegarán a los quioscos de toda Málaga. Se trata de una bolsa de doble apertura pensada para guardar las pipas u otros frutos secos en un compartimento, y depositar las cáscaras en el otro. La 'pipelera', que así se llama este invento, era hasta hoy desconocida por la mayoría de los ciudadanos. Sin embargo, Araceli ya la había tenido antes en sus manos.
Castañas en Italia
Todo comenzó hace un año, cuando Emilio, su marido, le propuso una escapada romántica de cuatro días a Milán. «No teníamos pensado viajar en ese momento, pero vio una buena oferta en Internet y nos fuimos», recuerda Araceli. Ese viaje casi improvisado la llevó por tercera vez esta ciudad del norte de Italia, pero entonces fue diferente. Al ser otoño, y no verano como en el resto de las ocasiones, se topó con un puesto de castañas en medio de la plaza del Duomo.
«Como me gustan mucho, fui corriendo a comprar un paquete», comenta. Cual fue su sorpresa cuando se las entregaron en una 'pipelera' que le permitía comérselas cómodamente sin tirar las cáscaras al suelo. El artilugio le pareció tan curioso que se preguntó de inmediato por qué no se usaba en Málaga. «Tengo que hacer algo con esto», pensó, al tiempo que sacudía la bolsa y se la guardaba en el bolso.
A su llegada a Málaga, le enseñó este peculiar 'souvenir' a toda su familia. Pero esto no se quedó ahí. Ni corta ni perezosa, Araceli la metió en un sobre y la hizo llegar al Ayuntamiento, acompañada de una carta en la que proponía utilizarla en Málaga. «Mis compañeras de la correduría de seguros en la que trabajo se rieron cuando se la leí y hasta yo la redacté medio en broma», comenta.
Hoy, esta malagueña no sale de su asombro al ver que aquella proposición ha dado su fruto. «Pensé que la carta se perdería por los despachos o que, como mucho, me darían las gracias por la sugerencia», asegura Araceli, todavía sorprendida. Sólo ha faltado que se hiciera realidad otra de sus peticiones: incluir una toallita húmeda en cada bolsita para limpiarse las manos después de comer castañas. «Si eso se cumpliera, ya sería un invento totalmente nuestro y no copiado de otros países», afirma, risueña.
Araceli Díez de los Ríos se muestra satisfecha por haber aportado su granito de arena en la difícil tarea de mantener limpia la ciudad. La 'pipelera' permitirá acabar con la suciedad que generan las cáscaras de pipas, una de las obsesiones del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.
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