Dar un paseo, tomarse un café y poco más. El casco antiguo se propone el reto de abrir el fin de semana para hacer frente a la crisis. Un debate que ya está en la calle
COMERCIOS. Sólo un 10% abre los sábados por la tarde.
COMERCIOS. Sólo un 10% abre los sábados por la tarde.
Parece mentira, pero es verdad, que los comercios del Centro Histórico sigan, en su inmensa mayoría, sin abrir los sábados por la tarde. Es el eterno debate, el que tienen abierto desde hace más de una década y nunca acaban de cerrar. La realidad: un sábado por la tarde el Centro de Málaga está en plena ebullición, centenares de personas paseando, y las tiendas cerradas. Poco más allá de un helado o un café, un pequeño picoteo en algunas tiendas abiertas y recurrir a los bares es lo que ofrecen las principales calles comerciales de Málaga un sábado por la tarde.
Para romper esta espiral inmovilista, el presidente del Centro Histórico de Málaga, Rafael Prado, se atrevió ayer a lanzar un nuevo mensaje en el primer Congreso Nacional de los Cascos Históricos Españoles, en el que propuso un cambio en los horarios de apertura y en los días de descanso para disminuir la competencia de las grandes superficies y hacer frente al periodo de crisis económica. Y además le puso cifras redondas: las ventas han caído un 25%. Por este motivo, propone hacer una «apuesta diferente en otro clima de horarios de apertura», o adaptarse a los horarios de otros comercios y al propio segmento, según indicó.
El vicepresidente del Centro Histórico, Joaquín Fernández, puso muy buenos ejemplos de por qué hay que cambiar: las tiendas de souvenirs, regalos y joyerías que han empezado a abrir los sábados por la tarde y los mediodías han notado que en estas franjas horarias hacen una caja que hay que valorar. «Cada vez tenemos más turistas que nos visitan en sábados y domingos, y no pueden encontrarse una ciudad cerrada. No es sólo por mejorar el comercio sino porque no podemos dar esa imagen de ciudad antigua cuando queremos ser capital cultural y queremos atraer el turismo a Málaga», subrayó Joaquín Fernández, que pidió una reflexión a todos los comerciantes para que vean que existe una oportunidad de negocio para vencer la crisis.
Un paseo por la calle Larios, a la que son asiduos muchos malagueños en sus compras, muestra la cara y la cruz de esta propuesta. Los comerciantes, a priori, son reacios. Rosa Gimeno, que regenta una tienda en la plaza de las Flores, resume muy bien el sentir del comercio del Centro: «Sabes lo que pasará al final: que tres abrirán, tres discutirán y tres se lo pensarán. Es muy difícil ponernos de acuerdo». Y si se le pregunta si su comercio estaría dispuesto a abrir, zanja el asunto con un «no rotundo». «Mis clientas compran otros días de la semana y el sábado por la tarde están con sus familias. A mí no me interesa». En la misma cara, opina Begoña Martínez, también comerciante, pero en este caso del paseo de Reding: «Abrir los domingos es la muerte para los comerciantes porque tienes que pagar horas extra».
Los consumidores
En la cruz opinan, favorablemente, los consumidores. Es el caso de María Eugenia Gámez, gerente de una clínica dental: «Deberían abrir los sábados por la tarde porque una ciudad como Málaga no puede dar esa imagen». Y los empresarios de otros sectores también se mojan. Francisco Gómez, empresario turístico, lo tiene claro: «Luego se quejan de los centros comerciales, pero para competir hay que arriesgar. Sí hay que pagar más sueldos, pero a lo mejor son mayores los ingresos. Pero si nunca lo pruebas, ¿cómo lo vas a saber?».
Mientras los comerciantes llegan al consenso, algo que no ha pasado en los últimos diez años, el Centro de Málaga seguirá lleno de personas los sábados por la tarde y los domingos. Pero las puertas de los comercios, en su mayoría, seguirán cerradas. ¿No se trataba de ajustar la oferta a la demanda?
Para romper esta espiral inmovilista, el presidente del Centro Histórico de Málaga, Rafael Prado, se atrevió ayer a lanzar un nuevo mensaje en el primer Congreso Nacional de los Cascos Históricos Españoles, en el que propuso un cambio en los horarios de apertura y en los días de descanso para disminuir la competencia de las grandes superficies y hacer frente al periodo de crisis económica. Y además le puso cifras redondas: las ventas han caído un 25%. Por este motivo, propone hacer una «apuesta diferente en otro clima de horarios de apertura», o adaptarse a los horarios de otros comercios y al propio segmento, según indicó.
El vicepresidente del Centro Histórico, Joaquín Fernández, puso muy buenos ejemplos de por qué hay que cambiar: las tiendas de souvenirs, regalos y joyerías que han empezado a abrir los sábados por la tarde y los mediodías han notado que en estas franjas horarias hacen una caja que hay que valorar. «Cada vez tenemos más turistas que nos visitan en sábados y domingos, y no pueden encontrarse una ciudad cerrada. No es sólo por mejorar el comercio sino porque no podemos dar esa imagen de ciudad antigua cuando queremos ser capital cultural y queremos atraer el turismo a Málaga», subrayó Joaquín Fernández, que pidió una reflexión a todos los comerciantes para que vean que existe una oportunidad de negocio para vencer la crisis.
Un paseo por la calle Larios, a la que son asiduos muchos malagueños en sus compras, muestra la cara y la cruz de esta propuesta. Los comerciantes, a priori, son reacios. Rosa Gimeno, que regenta una tienda en la plaza de las Flores, resume muy bien el sentir del comercio del Centro: «Sabes lo que pasará al final: que tres abrirán, tres discutirán y tres se lo pensarán. Es muy difícil ponernos de acuerdo». Y si se le pregunta si su comercio estaría dispuesto a abrir, zanja el asunto con un «no rotundo». «Mis clientas compran otros días de la semana y el sábado por la tarde están con sus familias. A mí no me interesa». En la misma cara, opina Begoña Martínez, también comerciante, pero en este caso del paseo de Reding: «Abrir los domingos es la muerte para los comerciantes porque tienes que pagar horas extra».
Los consumidores
En la cruz opinan, favorablemente, los consumidores. Es el caso de María Eugenia Gámez, gerente de una clínica dental: «Deberían abrir los sábados por la tarde porque una ciudad como Málaga no puede dar esa imagen». Y los empresarios de otros sectores también se mojan. Francisco Gómez, empresario turístico, lo tiene claro: «Luego se quejan de los centros comerciales, pero para competir hay que arriesgar. Sí hay que pagar más sueldos, pero a lo mejor son mayores los ingresos. Pero si nunca lo pruebas, ¿cómo lo vas a saber?».
Mientras los comerciantes llegan al consenso, algo que no ha pasado en los últimos diez años, el Centro de Málaga seguirá lleno de personas los sábados por la tarde y los domingos. Pero las puertas de los comercios, en su mayoría, seguirán cerradas. ¿No se trataba de ajustar la oferta a la demanda?
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