La reacción de empleados y vecinos frustra los atracos a dos bancos y una farmacia

Un camarero y un policía abortaron un robo en Torre Atalaya, y un trabajador forcejeó con el ladrón en otro asalto en Puerto de la Torre. El marido de una farmacéutica evitó un episodio similar en una botica



'Víctimas: 3; Atracadores: 0'. A los amigos de lo ajeno les ha salido el tiro por la culata en sus últimos golpes; no han conseguido ni un solo euro en los tres últimos asaltos intentados en la provincia. El dueño de una farmacia, un empleado, el vecino y hasta un policía de vacaciones han acaparado el protagonismo de los ladrones, a los que han logrado espantar de sus negocios.

Dos de estos atracos frustrados ocurrieron ayer en Málaga y en Mijas Costa. El primero sucedió minutos antes de las ocho de la mañana en una sucursal de Unicaja situada en la avenida Editor Ángel Caffarena, en la zona de Torre Atalaya. Un joven armado con una pistola abordó a una empleada del banco cuando ésta abrió la oficina.En esos momentos, el dueño del bar Mario, local contiguo a la entidad, se encontraba colocando las mesas en la calle. «Siempre estoy atento; miro hacia los lados, porque no me fío...», cuenta el empresario. «Primero vi llegar a la empleada, que me saludó, y detrás a un joven, que se quedó mirándome. Me llamó la atención que llevaba guantes».

Policía de vacaciones

Al camarero no le gustó la manera en que el ladrón empujó la puerta de la oficina. «En ese momento llegó mi padre; le dije: 'No hagas movimientos en falso, que ahora mismo están atracando en el banco'. Luego entró un vecino que es policía, aunque está de vacaciones. Venía a comprar tabaco», dice.

Se dirigieron los tres a la sucursal. Observaron que el ladrón tenía dos cómplices, que esperaban fuera junto a un Ford Fiesta verde, muy antiguo. «Entramos en la oficina y le preguntamos a la empleada si estaba bien. Ella contestó: 'Váyanse ustedes, que no abrimos hasta las ocho y media'». La fría respuesta de la mujer fue definitiva. El atracador estaba dentro. Regresaron al bar para avisar a la policía. «Miré con disimulo por el cristal y vi que el ladrón estaba escondido bajo la mesa». Al parecer, el ladrón amenazó a la empleada: De allí, o salían los dos, o ninguno.Mientras el camarero telefoneaba a la Policía Local, su padre y el agente de vacaciones volvieron al banco. «Sus cómplices se fueron en el coche y lo dejaron solo; él se puso nervioso y huyó. Hasta se le cayó un walkie-talkie por el camino». Los dos hombres se cruzaron en el camino del atracador. «El joven montó la pistola delante de ellos, les apuntó y les dijo 'quítense de en medio'; se escapó en una moto. Los policías locales no lo cogieron por segundos, porque llegaron rapidísimo, en dos minutos. Hicieron un despliegue impresionante».

El Chaparral

El otro golpe frustrado del día ocurrió esa misma mañana -exactamente a las 10.10 horas- en la farmacia de la urbanización Buganvilla-El Chaparral, situada en el kilómetro 202 de la A-7. Tres jóvenes con pasamontañas irrumpieron en la botica armados con un bate de béisbol y un cuchillo. Como los anteriores, vestían pantalones y mangas cortas. El líder del grupo se dirigió a una empleada y le dijo: «Dame 'tó' lo que tienes».No sabía que en la rebotica estaba el marido de la farmacéutica. Harto de ser el blanco de los delincuentes -es el tercer atraco que sufren desde 2007- el hombre tiró al suelo una batea que llevaba en las manos y salió «echo un energúmeno». Los jóvenes se asustaron y huyeron atropelladamente. «Se tropezaron al salir y se les cayó el bate de béisbol», añade un testigo.

El tercer intento se produjo el martes a las ocho de la mañana en la sucursal de La Caixa de la calle Lope de Rueda, en Puerto de la Torre. Un atracador abordó a un empleado cuando se disponía a abrir la oficina, pero al parecer el trabajador forcejeó con el ladrón, que acabó huyendo.