Otoño negro en las carreteras malagueñas

Los 21 fallecidos en septiembre, octubre y noviembre acercan la cifra de muertos este año al total de 2007. La accidentalidad en general desciende un 22%, aunque los siniestros son cada vez más graves




ACCIDENTES. Se han cobrado las vidas de 65 personas en lo que va de año en las carreteras de la provincia de Málaga. / J. M. DE HARO

LOS DATOS
Estadísticas de accidentes mortales en las carreteras malagueñas en 2007 y en lo que va de 2008

2008

Accidentes mortales: 53.

Fallecidos: 65. Hay que tener en cuenta que el pasado abril se registró el accidente del autobús en Torremolinos, que se saldó con nueve turistas finlandeses muertos.

Por meses: Aparte de abril por el mencionado siniestro, septiembre ha sido uno de los peores meses del año. Se registraron diez fallecidos, respecto a los tres del año anterior. Octubre igualó a 2007 con siete muertos, mientras que noviembre ha empezado con cuatro.

2007

Siniestros mortales: 60.

Fallecidos: 68.

Por provincias

Barcelona: 95.

Madrid: 90.

Valencia: 79.

Málaga: 65.

Alicante: 64.

Tarragona: 59.

Murcia: 57.

Lleida: 57.

Zaragoza: 56.

Toledo: 55.

Baleares: 55.El carné por puntos, los radares fijos y la reforma del Código Penal. Las campañas especiales de la Guardia Civil para controlar el alcohol y la velocidad. Las duras imágenes de los anuncios de la DGT para sensibilizar a los conductores. Y todo para llegar a una solemne conclusión, que sirve de eslogan a la última campaña de Tráfico: «No podemos conducir por ti».

Al menos, así lo demuestran las cifras. A pesar de todas las iniciativas que se han puesto en marcha en los últimos años para frenar la accidentalidad, un otoño aciago, con 21 muertos en poco más de dos meses, ha tumbado la tendencia a la baja de la mortalidad en las carreteras malagueñas.

Según las estadísticas recopiladas por SUR, la cifra de fallecidos ha experimentado un fuerte incremento desde el pasado septiembre. Ese mes, uno de los más sangrientos del año, se saldó con diez muertos, siete más que en el mismo periodo del año 2007.

Accidentes muy graves

Fue el principio de una espiral creciente que se ha mantenido hasta este mismo fin de semana. La racha de víctimas mortales se mantuvo en octubre, con siete muertos, y sigue por los mismos derroteros en noviembre, que no ha empezado bien. En los diez primeros días del mes se han registrado cuatro víctimas en accidentes de tráfico.

El domingo cerró una semana negra para las carreteras. Un joven de 24 años perdió la vida después de que otro vehículo embistiera al coche en el que viajaba a la altura del Palacio de Ferias. Según fuentes cercanas al caso, el fallecido viajaba en el asiento de atrás de un Opel Corsa con otros tres amigos cuando al parecer fueron alcanzados en la parte trasera por un BMW en el que iban dos personas. Aunque el joven se llevó la peor parte, hubo otros seis heridos.

Horas más tarde, otro chico de 23 años perdió la vida en lo que parecía una salida de vía en la autovía A-92 a su paso por la localidad de Fuente de Piedra. Sin embargo, la investigación apunta a que el joven sufrió una muerte súbita, lo que hizo que el coche que conducía se saliera de la carretera.

Con todo, en las postrimerías del verano y los primeros meses del otoño se han registrado 21 víctimas mortales en siniestros, lo que supone un tercio del número de fallecidos en lo que va de año, que se sitúa ya en 65. Hasta septiembre hubo 44 muertos, de los cuales nueve perdieron la vida en un único accidente, el del autobús de turistas finlandeses que tuvo lugar en la A-7 a la altura de Torremolinos.

La cuestión no es baladí. A falta de mes y medio para acabar el año, el balance de muertos se acerca ya a la cifra total de 2007, en el que hubo 68 víctimas mortales desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre. «Y aún nos quedan por delante el puente de la Constitución y las fiestas navideñas», comentan resignados en la DGT.

Por el contrario, los accidentes han descendido. De los 60 siniestros mortales de 2007 se ha pasado a 53 desde enero, lo que supone una caída del 11%.

El dato es aún menos negativo si se tienen en cuenta la accidentalidad total, que ha descendido un 22%. La conclusión es clara: hay menos siniestros, pero son cada vez más graves